El colegio de mis hijos no es público, es lo que en España sería un centro concertado. No pagamos casi nada, todo hay que decirlo, pero creo que no es público por el simple hecho de que es católico y aquí los colegios públicos son todos laicos. El caso es que no pagamos nada por la enseñanza en sí, pero recibimos menos ayudas por las actividades extraescolares, servicio de comedor, excursiones y de guardería (horas antes y después del periodo de clases obligatorio en las que podemos decidir si los niños se quedan en el colegio o si pasamos a recogerlos). Como ejemplo, en el colegio al que iba antes O. pagábamos algo así como 15 € al mes y aquí pagamos unos 20-25€ (por niño). Esto incluye la vigilancia durante la comida y una guardería de 3 a 5 de la tarde además de una guardería hasta las dos se la tarde los miércoles. También pagamos por ejemplo por el autobús que les lleva a la piscina (esto en los colegios públicos es gratis). No es nada, lo sé, pero comparado con un colegio público es casi el doble.
Elegí el colegio porque de los que están cerca de casa fue el que mejor impresión me dio durante las visitas, no porque no fuera público ni porque fuera católico.
Lo primero que me llamó la atención es que en este colegio, en primaria, los niños llevan uniforme, algo bastante inusual en Bélgica. El uniforme es muy relajado, sólo tienen que respetar colores: camisa o camiseta blanca, pantalón azul marino, jersey azul marino y calcetines blancos o azules. Después me di cuenta de que tenían un reglamento bastante más estricto que en otros colegios que había visitado. Por ejemplo, no se permiten aparatos electrónicos en el colegio (salvo aprobación expresa por parte del profesor o el director). Los niños no pueden llevar latas de refrescos ni patatas fritas (excepto si hay alguna fiesta o algo similar, pero no todos los días por norma)... y así algunas otras cosas.
El "Passeport du bon écolier" es un cuadernito morado que utilizan en primaria en el colegio de mis hijos. En la primera parte se explican todas las normas del colegio. Y luego hay una lista de todos los aspectos que hay que respetar en la vida diaria en el colegio.
Cada mes recompensan a los alumnos con buen comportamiento y les dan un "Diplome du bon éleve" (Diploma de buen alumno). Para conseguirlo los niños tienen que respetar normas básicas de comportamiento:
-respeto del material escolar y las instalaciones
- respeto hacia los compañeros y profesores
- buen lenguaje
- puntualidad
- respeto de los códigos de vestimenta
- hacer los deberes
.....
Si no respetan alguno de los puntos, les ponen un "bonhomme barré" (muñeco tachado). Si les tachan más de tres muñecos, les avisan de que hay que tener cuidado y les mandan algún tipo de actividad para que tomen conciencia de su mal comportamiento, dependiendo de lo que hayan hecho y de la edad del alumno puede ser un aviso a los padres, una charla con el alumno, una copia... No estoy demasiado al corriente, todavía no nos ha tocado.
Cuando reciben el primer "bonhomme barré" ya no pueden obtener el Diploma correspondiente a ese mes.
O. tuvo problemas con el material los primeros meses, todos los días perdía algo. Hay que decir que si un día pierdes un lápiz no pasa nada, el profesor te comenta que tengas más cuidado y ya, pero si la pérdida de material es continua como lo era en el caso de O. pues al final te ganas un bonhomme barré.
Cuando superamos el problema del material perdido vinieron las payasadas y O. hacía tonterías en la fila, hacía cosquillas a un compañero, sacaba la lengua a la cámara de la policía que había venido a darles un curso de educación vial...
Pero O. quería su diploma por lo menos una vez así que aprovechó el mes de diciembre que era más corto y obtuvo su primer diploma, volvió a casa contentísimo. En enero lo consiguió de nuevo. Sin embargo, el otro día llegué a buscarle al colegio y en cuanto me vio rompió a llorar y me enseñó el "passeport", supuse que se había ganado un "bonhomme barré". Entre lágrimas me explicó que mientras el profesor les decía algo, él había tirado intencionadamente trozos de goma al suelo y que por eso (por no respetar las instalaciones, ensuciándolas) ya no podría tener su diploma en febrero. Yo le pregunté si sabía que no hay que tirar cosas al suelo y él me dijo que sí y que adémás a otros niños les habían puesto "bonhomme barré" por lo mismo en otras ocasiones. O. lloró desconsoladamente por perder su diploma, pero aprendió la lección y me dijo que no volvería a tirar cosas al suelo, que para eso están las papeleras.
Al principio me pareció que el sistema del pasaporte era demasiado rígido, demasiadas normas para niños tan pequeños, pero todo está en la manera en que se lo tomen y además los profesores tienen siempre en cuenta las circunstancias... y los niños se toman la cosa muy a pecho y son capaces de portarse muy bien para poder conseguir su tan apreciado diploma.