En un día y durante una semana pasé de comer a las 12 a comer a las tres; de levantarme a las siete a no levantarme antes de las 9:30; de acostarme sobre las 12:00 como muy tarde a no acostarme antes de la 1:30; de tener que correr al súper que cierra a las ocho a poder ir de compras hasta las diez de la noche; de pasear por calles desiertas (porque casi todo el mundo prefiere el coche o el transporte público) a pasear por calles repletas (que parece que no queda nadie en casa); de temperaturas por debajo de los cero grados a temperaturas por encima de los diez o quince grados...
Ahora toca la adaptación inversa, que no durará demasiado porque el domingo llega visita y las visitas siempre trastocan un poco la rutina.
Parece mentira que 1200 km impliquen tantos cambios de horarios.
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8 comentarios:
Ui adaptarse a los cambios buenos es fácil, pero a los malos...
Te deseo suerte
;)
Estoy con killa adaptarse es facil o dificl según sea la situación. Seguro que cuando estabas en España no te planteastes eso...
Besitos y disfruta de la visita
Creo que es una distancia más mental que física :)
Mucha suerte con la adaptación, imagínate lo que nos espera a nosotros en un par de semanas.
Tailandia vs. España, en invierno....
Es un consuelo,jajajaja, voy a estar en las mismas que tu.
Besos
Si el cambio es para bien, merece la pena.
Pd. Las fotos de Bilbao , preciosas , aunque de las dos no sé cual eres tú. :-)
Como decían en aquel cuento... eso también pasará...
Antonio, soy la morena.
Ahora ya no me cuesta adaptarme pero antes lo pasaba fatal cada vez que tenía que volver a Bélgica, ahora a veces tengo ya ganas de volver a casa. En general me adapto bien a casi todos los cambios, soy muy flexible.
Implican un montón de cosas. Acostumbrarme a la inversa es lo que más me cuesta. Ánimo y un beso
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