Aprovechando el solillo ayer me llevé a O. al parque de al lado de casa para que aprendiera a andar en bici. Le expliqué que se tendría que esforzar, que andar con dos ruedas no es fácil al principio. Me dijo "d'accord" y ahí nos fuimos. Al principio desesperé un poco porque me preguntaba si podía ir al tobogán, si podía subirse a un árbol... Cualquier cosa con tal de no andar en bici porque se dió cuenta de que no era tan fácil como él pensaba. Así que me puse seria y le dije que si seguía así iba a casa a dejar la bici. Ahí se lo tomó más en serio y empezó a aplicarse, aunque estaba empeñado en que en lugar de ir recto ya tenía que tomar curvas y en vez de mirar hacia adelante se dedicaba a mirar a los otros niños que jugaban. De repente le solté y vi que mantenía el equilibrio más o menos bien, así que yo andaba/corría a su lado mientras él pedaleaba. Y se puso máaaaaas contento, con una sonrisa de oreja a oreja. Ni él mismo se lo creía. Así que si hace bueno esta semana vamos a seguir. De momento no es capaz de arrancar ni de frenar sin caerse si no le sujeto la bici, pero puede andar más o menos bien.
Me acordé mucho de cuando mi madre me enseñó a andar en bici a mí. Me acuerdo muy bien del sitio preciso en el que me soltó por primera vez. Yo era mayor que O., tendría unos 6 años, pero era tan despistada como él, mirando a todos lados en lugar de mirar hacia adelante. El caso es que es verdad lo que dicen que andar en bici nunca se olvida. El año pasado me regalaron una bici por mi cumpleaños y, a pesar de que no andaba en bici desde hacía muchos años, no se me había olvidado. A ver si este año utilizo un poco más la bici.
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