Tengo un sentido de la orientación pésimo. Siempre ha sido así, hasta era capaz de perderme yendo a casa de mi mejor amiga. Lo tengo asumido, pero creo que con el tiempo he ido mejorando (qué remedio) y me da mucha rabia cuando me pasan cosas como la de ayer. Salí de casa con la intención de visitar a una amiga que está en el hospital y acabé en Zemst, de camino a Amberes. Por supuesto de la rabia que me dio di media vuelta, volví a casa, llamé a mi amiga y le dije que ya le haría una visita esta semana en su casa (en principio le dan el alta hoy).
Por suerte O. no ha heredado mi sentido de la orientación y, con cuatro añitos, a veces es él quién me dice dónde he aparcado el coche o dónde viven sus amigos (a los que ha ido a visitar en su casa una vez hace un año!!!).
Hablando de otros temas, a M. le salió el sábado la vena folklórica mientras veía una película de Marisol. Se puso a bailar flamenco ("elle danse flamand" que diría su hermanito) , yo me moría de risa. Debe de ser su sangre andaluza. El caso es que cada vez que me acuerdo me hace sonreir.
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